Los ciclistas más pequeños del mundo se reunieron en Boulder, Colorado, para la copa Strider.
Publicado el 22-07-2018
Con sus bicicletas listas, los entusiastas pequeños permanecían en la línea de partida usando sus coloridas tricotas y cascos.
Sus padres, familiares y amigos acompañándolos y alentándolos para la carrera. Algunos aplaudían y gritaban, otros hacían sonar las pequeñas campanillas amarillas y sostenían sus teléfonos para fotografiar y grabar el evento.
Cuando se dio la largada, los pequeños competidores le dieron velocidad a la pista ubicada a un costado de la biblioteca pública de Boulder. El pequeño Leo Watanabe de dos años, representando a Japón, inmediatamente tomó la delantera, mientras su hermano mayor corría alentándolo a un costado de la pista.
Apenas el pequeño Leo cruzó la línea de meta, se dirigió rápidamente a los brazos de sus padres que esperaban por él. Estaban felices y felicitaron a su hijo mientras todo el mundo aplaudía y celebraba su triunfo. Los otros competidores pronto cruzaron la línea de meta y fueron recibidos por sus padres con besos y abrazos.
El joven campeón fue llevado al podio donde recibió, junto a otros ganadores, la tan anhelada copa del primer lugar, que luego levantó y lució frente a la multitud de espectadores. Su padre, orgulloso, permaneció detrás de él levantando la bandera Japonesa decorada con coloridas huellas de las manos de los miembros de su familia.
Watanabe había ganado la Octava Copa Anual del Campeonato Mundial de Strider en su categoría de dos años.
Esta es la primera vez que la ciudad de Boulder recibe a estos competidores. El año pasado se realizó en Salt Lake City y el 2016 en San Francisco, California.
Cerca de 300 niños de 15 diferentes países participaron este año de este evento. Algunas familias, como por ejemplo los Watanabe, viajaron más de 20 horas sólo para participar y otros asistieron desde diferentes estados de EEUU.
Glenn Patterson, distribuidor de Strider para Centro América viajó junto a cuatro niños para participar y esperaba que pudieran terminar como finalistas. De acuerdo a Patterson, los niños participaron en otras carreras para poder calificar para la Copa.
Sin embargo, Kendra Bovee y su esposo llevaron a su hijo Quinn para que participara solo por la experiencia, sin la finalidad de ganar. “Lo entretenido es que todos los niños participan en sus bicicletas y vean la motivación de los otros niños”, señaló Graham Bovee.
La pareja solía competir en triatlones, pero desde que se retiraron se han dedicado a criar a sus hijos. Continúan andando en bicicleta como un hobby y le han traspasado esta pasión a su hijo. “Probablemente vamos a hacer de esto una tradición de todos los años”, comentó Kendra. El pequeño Quinn era muy pequeño para habar con la prensa.
Ryan McFarland, fundador de Strider, también asistió al evento. McFarland creó Strider cuando su primer hijo estaba aprendiendo a andar en bicicleta. Despúes de comprar y probar varios modelos, se dio cuenta que su primogénito no estaba aprendiendo lo básico y esencial.
El propósito de la bicicleta Strider es enseñarle a los más pequeños a balancearse en dos ruedas mientras aprenden a conducir y sostenerse. Es una bicicleta pequeña y liviana especialmente diseñada para los niños más pequeños.
“De eso se trata esta carrera…..niños con increíbles habilidades para andar en bicicleta y poder competir si es que tienen la oportunidad de tener la bicicleta indicada para hacerlo”, señala McFarland. Desde entonces, sus hijos son ávidos ciclistas de montaña.
McFarland, quien reconoce que su compañía ya ha vendido 2 millones de bicicletas, comenta que no ve límites para el crecimiento de su compañía en el futuro.